Como reacción trató de toser para que estas salieran, pero la punta se incrustó en su garganta provocando una herida. Esto hacía que se le dificultara tragar y cuando lo hacía era una mezcla de saliva y sangre.
Para la operación se utilizó anestesia local para evitar que sus músculos se relajaran de más y las tijeras provocaran más daño, tras una operación de media hora, y una herida no muy profunda, todo terminó en el susto.
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