Noticias: Indemnizan a un niño con 1000 euros por recibir palizas.
La Audiencia de Barcelona ha condenado a un colegio religioso de Barcelona a pagar una indemnización de 1.000 euros a un escolar a quien siete de sus compañeros pegaban «collejas» en los vestuarios, por lo que tuvo que dejar el colegio.
Los hechos ocurrieron en 2005 y los siete menores, ahora mayores de edad, han sido condenados penalmente a una amonestación y uno de ellos a 40 horas de prestaciones en beneficio de la comunidad.
Según la sentencia, tras la clase de gimnasia, los niños, que entonces tenían unos 15 años, aprovechaban que la luz del vestuario se apagaba automáticamente para pegar a la víctima. El juego se repitió al menos en cuatro ocasiones, y en él todos participaron por igual, a excepción de uno de ellos, que solo lo hizo una vez.
Además uno de los acusados, Y.M.P., en una ocasión, dio un puñetazo y una patada a la víctima.
La Fiscalía y la acusación particular calificaron los hechos de un delito contra la integridad moral, aunque el Juzgado de Menores número 3 de Barcelona les condenó finalmente solo a una amonestación por cuatro faltas de maltrato sin causar lesión, y a Y.M.P. también por una falta de amenazas.
La familia de la víctima interpuso un recurso porque no estaba conforme con la pena, y ahora ha sido desestimado por la Audiencia de Barcelona.
La condena, que ya es firme, nos parece vergonzosa. Y más teniendo en cuenta que los mismos acusados explicaron lo que había pasado", ha apuntado la madre, que asegura que tuvieron que marcharse de Barcelona un tiempo para que su hijo se curara.
Según ha explicado la madre del niño a Europa Press, empezaron a notar que el menor estaba "extraño" y lo llevaron al hospital. "Nunca buscamos golpes, sino alguna enfermedad, porque decía que le dolía la barriga", ha explicado, que ha asegurado que en seguida se dieron cuenta "de que los problemas llegaban a la hora de ir y volver del colegio". La madre, Rosa María M., llamó en varias ocasiones a la tutora, que le aseguró que "todo era normal".
Ha explicado que un día su hijo se puso muy violento en casa y se derrumbó, explicándole a su madre que otros niños le hacían "bulling", pegándole tras la clase de gimnasia. Sin embargo, según ella, cuando se lo explicaron a la tutora, ésta no acabó de creerselo y a los pocos días convencieron al niño para volver al colegio.
Según la madre, la tutora reunió entonces a la víctima con varios de los acusados, uno de ellos, Y.P.M, no asistió a la reunión porque estaba expulsado por mal comportamiento, y les pidió que no volvieran a jugar a ese juego. A la víctima le pidió que no les provocara.
El niño expulsado volvió, y fue entonces cuando le amenazó con que le pegaría a la salida, hecho que desencadenó que la familia decidiera denunciar ante los Mossos d'Esquadra.
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