Noticias: Existe un museo de las falsificaciones en Bangkok.
La mayoría de los museos muestran objetos únicos, preciados e insustituibles, pero en la capital de Tailandia, una gran potencia exportadora de falsificaciones, no podía faltar uno sobre el plagio y el engaño con las piezas más inverosímiles.
El museo, con más de dos décadas de antigüedad, alberga cerca de 3.500 productos, desde objetos comunes en cualquier mercadillo del mundo como camisetas, cinturones o perfumes, hasta los más llamativos, como guitarras, llantas de coche o motocicletas preparadas para circular por las calles.
Los originales y las falsificaciones se mezclan a lo largo de la sala de exposiciones, sólo con la diferencia de una etiqueta que identifica la real, que lleva una "g", y la que es copia, a la que le han puesto la letra "f".
El objetivo de este museo de las copias, creado por la firma de abogados Tilleke & Guibbins en su sede tailandesa, es concienciar a los visitantes sobre la importancia de preservar los derechos de la propiedad intelectual.
El despacho de abogados organiza pases donde no sólo se intenta educar a los niños, si no también ofrecer un entrenamiento a policías o jueces para que aprendan a diferenciar las copias de los originales.
La idea de este museo nació en 1989 de la cabeza de David Lyman, jefe de Tilleke & Gibbins, durante una visita a un socio en Hong Kong de donde trajo un centenar de falsificaciones poco logradas.
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